martes, 20 de febrero de 2007

Quedarse



Después de que Bruce Nolan respondió automáticamente "SI" a millones de plegarias, una mujer comentaba radiante "Bajé 21 kg de peso solamente comiendo donas". Suerte por ella

Muchos de los que se quedan tienen deseos igualmente improcedentes, pensamos a veces cuando somos nosotros los que nos largamos (Tratan de muchas maneras de demostrar que es posible que el olmo de peras, que no es cuestión sino de apretar una tuerca aquí y esperar una semana acá). Cuando somos de los que se quedan, nos sorprendemos al ver que también somos capaces de las mismas cursilerías y necedades que aprendimos a odiar cuando la moneda solía caer a nuestro favor.

Pero la moneda sigue y gira, y si cae en la segunda cara decidimos quedarnos, mirando a otros largarse, y luego el mundo cambia de talla, de color y de modelo y resultamos siendo unos forasteros sin habernos movido de nuestra casa. ¿Que acaso el mundo no era como de mi medida? ¿No tenía ya conocidos todos estos recovecos? ¿No era acaso por aquí que salía el sol?

Quedándose también se vuelve uno un forastero, pero es la manera detestable de hacerlo, la manera que nos hace detestar serlo. Luego la moneda caerá de nuestro lado y será otro el que pierda (quizá alguien que tenga deseos improcedentes).

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