domingo, 25 de febrero de 2007

No soy de aqui ni soy de allá


Inolvidable tema que nunca falta en el repertorio de los forasteros cuando cantan para sí. jugueteando un silbido, o repitiendo a la saciedad el coro, diciendo a los gritos, a nosotros mismos y a los ojos que quieren que nos quedemos: "No soy de aquí ni soy de allá". pero ¿Qué versión cantan?

Una noche, Facundo Cabral se había presentado en Uruguay junto a Jorge cafrune, y después de la función se fueron a tomar unos tragos, un poco tristes por dejar Argentina, sin fecha fija para regresar. Comenzaba el exilio para ellos, se convirtieron en forasteros.

Hacía tiempo, Jorge le había pedido a Facundo que le compusiera un tema, y la promesa no se cumplía. Esa noche, Jorge le vuelve a pedir el tema, y Facundo toma la guitarra y comienza "No soy de aquí, no soy de allá..." La cantó entera, improvisada, de la nada.

Al otro día, Jorge pide la letra, y Facundo dice, en medio de la resaca, que no recuerda nada. Por fortuna,  Jacobo Timerman, que estaba allí, grabó la canción en una grabadora casera. Así se salvó del olvido un importante himno al forastero.

Conozco varias versiones de esta bella canción (Una de Alberto cortez, dos de Facundo Cabral, una de Cafrune; Google dice que GianFranco Pagliaro tambien tiene una) A mi juicio, la mejor versión es la de Jorge Cafrune. Lo curioso es que cada versión tiene diferencias en las letras.
A continuación transcribiré la versión completa de Jorge Cafrune, seguida de los cambios en la versión de Facundo Cabral grabada en estudio (la otra es grabada en vivo).


NO SOY DE AQUI NI SOY DE ALLÁ (Facundo Cabral)
(Versión de Jorge Cafrune)

Me gusta el sol, Alicia y las palomas,
el buen cigarro y las malas señoras,
saltar paredes y abrir las ventanas,
y cuando llora una mujer.

Me gusta el vino tanto como las flores,
y los conejos, pero no los tractores,
y el pan casero y la voz de Dolores,
y el mar mojándome los pies.

No soy de aquí..., ni soy de allá,
no tengo edad, ni porvenir,
y ser feliz es mi color de identidad.

Me gusta estar tirado siempre en la arena,
en mi matungo perseguir a Manuela,
o todo el tiempo para ver las estrellas,
con la María en el trigal.

No soy de aquí..., ni soy de allá,
no tengo edad, ni porvenir,
y ser feliz es mi color de identidad.


(Versión de Facundo Cabral - Estudio)

Me gusta el mar y la mujer cuando llora
las golondrinas y las malas señoras
saltar balcones y abrir las ventanas
y las muchachas en abril

Me gusta el vino tanto como las flores
y los amantes, pero no los señores
me encanta ser amigo de los ladrones
y las canciones en francés

No soy de aquí, ni soy de allá
no tengo edad, ni porvenir
y ser feliz es mi color de identidad

Me gusta estar tirado siempre en la arena
y en bicicleta perseguir a Manuela
y todo el tiempo para ver las estrellas
con la María en el trigal

No soy de aquí, ni soy de allá
no tengo edad, ni porvenir
y ser feliz es mi color de identidad

Otra Versión de Facundo Cabral:


Me gustas tu y el mundo que te acompaña
la primavera y los pastores de españa
la libertad y aquel invierno de Holanda
entre Van gogh y apollinaire

Me gusta el mar y el fuego que te delata
alejandria y los antiguos piratas
el nacimiento permanente en manhattan
y el desenfado de los blues

No soy de aquí, ni soy de allá...

Me gusta el sol sobre la Piazza San Marcos,
y la manera de esperar del tarasco,
el viejo grupo armando el nuevo cigarro,
y las mujeres de Avignon

No soy de aquí, ni soy de allá...
_____________________
Versión de Jorge Cafrune:



Versión de Facundo Cabral, con introducción recitada:

Las tres caras de la moneda



Jugar a la monedita para ver que cae (un juego que dura a lo sumo 3 segundos) puede ser irrelevante o trivial la mayoria de las veces; En los deportes decide quién empieza o qué lado de la cancha escoges, y no faltará algún deschavetado que tome con la monedita sus decisiones trascendentes.


Para los forasteros, este juego es a veces trivial y a veces trascendente (y si no estás muy seguro, puedes lanzar una moneda para decidirlo). Muchas veces tomamos de manera antojadiza una desición cualquiera y esa nos cambió la vida por completo (¿para bien o para mal? Lanza, y que la moneda decida) otras veces parece que le hacemos rodeo por años a una desición aparentemente simple, generalmente decisiones que otros esperan que tomes.


- con cara gano yo, con sello pierdes tú


Más que ser un adicto al juego de la monedita, o su fiel obediente, a veces el forastero se siente como la misma moneda, que unas vece cae cara y otras sello (muchos hay dicho acerca de la posibilidad de que la moneda caiga de canto, aunque estadísticamente no se pueda demostrar), y muchas veces siente que es alguienmás quien pone a girar.

El forastero unas veces se larga, otras se queda. Unas veces es un forastero de los que encaja perfecto en cualquier lugar (se acopla a las costumbres, culturas, idiomas y tradiciones de un lugar, y luego se va para otro e igualmente encaja sin problemas), y otras es un forastero de los que no encaja en ningún lugar, y se siente forastero hasta en su propia casa. ¿Cúando eres uno u otro? parece que la decisión fuera tomada lanzando una moneda. Lo desconsolador es que ni siquiera sientes que esa moneda la lanzas tú.

¿y la tercera cara? ¿será esa pequeña y escasa posibilidad la que nos haga salir ganando? Quizá, sigue esperando que la moneda caiga de canto. Espera sentado

El Toque de Medusa

Muchos son los pastelazos que recibo en la cara para mostrarme que soy un forastero. A veces los pasteles son sabrosos y me entretengo deleitándome con la crema, el decorado y las nueces; Otras está bastante agrio y terroso, y con mucho disimulo lo dejo a un lado; en otras ocasiones parece que el pastel llevara un ladrillo adentro, por el porrazo, las cicatrices, el dolor, y las ganas de salirse del juego.
El ocurro de esta semana pertenece a esta última categoría, pues he sido víctima, por octava o novena ocasión, del brutal ataque de una horda de gigantescas medusas asesinas, muy agresivas y ponzoñosas. Cada toque de medusa duele como un latigazo y deja una cicatriz de quemadura. Es una experiencia dolorosa que hace que decidas no volverte a meter al mar por el resto de tu vida (al final del día, el propósito es no volverse a meter al mar por el resto del año, y al día siguiente, por el resto de la semana).

Quienes piensen que quiza suene un poco exagerado tendrán toda la razón, porque en realidad no son gigantescas, sino del tamaño de una toronja, serían asesinas solamente para el zooplancton que flotara a la deriva en el mar y lo más agresivo que hacen es estorbar por donde uno quiere nadar. El dolor de latigazo sí es cierto y los guajiros parecen inmunizados, no les preocupa, no les temen y parece que ni les duele. Pero los forasteros somos fácil presa del pánico cuando recibimos esos latigazos 300 metros mar adentro

En Riohacha el mar es un gran atractivo, olas medianas, sin contaminación, corrientes suaves, entorno virgen en algunos tramos. Pero tiene esa desagradable pandilla de medusas amedrentando a los pobres nadadores forasteros. En tierra, muchas cosas me hacen sentir un forastero y me las arreglo para gambetearlas y salir ganando, pero en el mar es otro cuento. Siempre habrá alguna alimaña que me dé un latigazo como diciéndome: Largo de aquí, forastero. Este no es tu lugar

miércoles, 21 de febrero de 2007

www.hospitalityclub.org


Los Forasteros tenemos el aire de ser capaces de enfrentarnos sólos a la vida entera, a la ruta y los viajes, a las inundaciones, desastres naturales, al cataclismo nuclear, el armaggedon y a la repentina aparición de los jinetes del apocalipsis. El aire sobrador y suficiente viene en nuestros genes

Pero no está de más un poco de ayuda, que siempre será bien recibida y agradecida. En Hospitality Club te brindan tanta y tan buena, que no te lo podrás creer y te agarrarás la cabeza a dos manos gritando "¡Caramba! ¿Por qué no conocí esto antes?". Esta página es una de esas que me hacen dar ganas de agradecerle a la vida que exista internet, se trata de una comunidad formada por personas que pueden ofrecer o necesitan hospitalidad.

La idea es sencilla. En el momento de inscribirse, hay que dejar determinado si se puede ofrecer hospitalidad (Si, tal vez, no), qué puedes brindar en tu casa (Habitación aparte, cama, sofá, hamaca, espacio en el suelo), para cuántas personas, por cuántos días, dices si puedes brindar alguna cosa adicional (Mostrar la ciudad, invitar a comer, participar en eventos...) y si hay alguna condición adicional (no fumar, no beber, lavar los platos...) De ese modo, hay dos maneras de usar la página:

Si eres un forastero de los que se largan y ya van por ahí deambulando por el mundo, puedes contactar a miembros que estén dispuestos a ofrecerte hospitalidad en las diferentes ciudades por las que vas a pasar. Haces búsqueda por pais, luego por region/ estado/ provincia/ departamento y por último por ciudad. De esa manera, puedes fácilmente armarte una travesía Anchorage-Ushuaia, Lisboa-Seúl, Rabat-Ciudad El cabo-El cairo o una menos pretensiosa, y encontrar en toda la ruta gente que te va a ofrecer hospitalidad, información y ayuda en general
Si eres un forastero de los que se quedan, siempre será bueno encontrarse con otros iguales y sentirse mejor gracias a que el mal se vuelve de muchos. Mi experiencia me ha dejado gratos recuerdos recibiendo a forasteros de todos lados, la camaradería que reina es un bálsamo para las asperezas propias del forastereo.

La página brinda herramientas para que todo sea seguro. Tiene la opción de dejar comentarios (positivos o negativos) acerca de quienes han sido nuestros anfitriones o invitados. De esa manera, podremos contactar a anteriores huespedes de la gente que va a llegar a nuestra casa para que nos den su opinion. También brinda la opción de exigir numeros de identificacion y pasaporte para que hagas verificación de datos, pero la mayoría de las veces con los comentarios de otros forasteros que han sido hospederos es suficiente.

Un excelente proyecto que los espera

martes, 20 de febrero de 2007

www.friendsabroad.com

Todo forastero debería hablar varios idiomas, salvo en el caso que el asunto le importe un rábano, porque entonces con uno le bastará y le sobrará para callarse irritado.

Pero para otros, aprender idiomas es un deleite sabroso que sirve para pensar que ninguna frontera lingüistica detendrá nuestro espíritu forastero, y el límite lo pondremos nosotros.

FriendsAbroad es una página que permite intercambiar información con otras personas en todo el mundo, enfocándonos en los idiomas que hablamos y que estamos aprendiendo. Es posible, entonces, buscar personas de habla persa que están aprendiendo español, y contactarlos para hablar via mail o via chat. Así ellos mejoran su español y nosotros mejoramos nuestro Farsi. Hay que dejar muy claro cual el el idioma materno, y qué nivel (de 1 a 5) subjetivo de desempeño tenemos en los idiomas que aprendemos. Así, si tu húngaro practicamente no existe, procura encontrar gente con 4 o 5 estrellas en español (u otro idioma que domines bien), en cambio, si tu alemán ya está tan bien que puedes chatear sin problema, procura contactar gente que tenga un nivel 1 de español

Como en todas las páginas de contactos, abunda la gente tonta, que no tiene nada para decir, o que usa esta página como otra más de contactos, para conseguir noviazgo o sexo, o incluso con quien haraganear un rato en tu misma lengua. Pero si se dedica buen tiempo a buscar, puedes encontrar personas apasionadas por aprender que agradecerán que nosotros queramos hacer lo mismo, y puedes apostar que mejoraremos los idiomas antes de que nos demos cuenta.

Si aún no dominas una segunda lengua aprovecha esta herramienta para lograrlo, Forastero

Décimas de Jacinto Luna


La mejor canción para describir el andar de Forastero, estas décimas se sienten en la garganta con el polvo de los caminos que uno tiene que tragarse cuando anda por ahí haciéndose el que busca lo que se sabe que no se va a encontrar. Resignado a mi destino de andar siempre peregrino, como para explicar el desasosiego de no intentar salirse del juego; Me han echao en el fogón ramitas de mataojo, como para explicar estas ganas de no sonreir y echarle la culpa a otro, a la fatalidad, una afrenta impersonal que nos tenemos merecida; Ni me espera una querencia ni los caminos me espantan, aunque a veces (para nuestra fortuna) no resulta siendo cierto

Si quieren buscarla, que sea en versión de José Larralde (y perdón por Zitarrosa, pero sale perdiendo), porque esa guitarra dice más que toda la letra, y ese vozarrón ayuda a que la mirada vaya al suelo a ver cómo se patean piedritas y se arrastran los pies, que eso resulta ser precisamente lo que queremos hacer algunas veces.


Décimas de Jacinto Luna (Osiris Rodriguez Castillo)


No pregunten de'onde soy,
vengo del tiempo aparcero,
y ni los mismos senderos
Comprenden pa’ donde voy;
voy tiempo arriba y estoy
resignado a mi destino,
de andar siempre peregrino,
durmiendo sobre mis garras,
y despertando guitarras
a la orilla del camino.

Sin fajón en la carona
ni lazo atado a los tientos,
traigo un temblor que los vientos
dejaron en mis bordonas,
y una pena en las lloronas
que no quieren alzar vuelo,
porque el rigor del pihuelo
la lleva atada a mi huella,
pa' que no se hagan estrellas
alumbrando desde el cielo.

Ni me espera una querencia
ni los caminos me espantan
porque no hay pa’ los que cantan
más pago que el de la ausencia;
nada me ata a la existencia,
voy muriendo al tranco lerdo
cada atardecer me pierdo
tras los horizontes rojos,
con un niebla en los ojos
y acosa’o por los recuerdos.

Me han echa’o en el fogón
ramitas de mataojo,
espinas en el rastrojo,
un dolor en el corazón;
y voy con esta canción
en los labios de una herida,
pa’ que al final de mi vida
quede mi canto despierto,
pues todo cocuyo muerto
deja una luz encendida.


Largarse


Muchos hay en la historia que se largaron y les fue bien, pero no podríamos llamarlos precisamente "Forasteros". Haber sido explorador, colonizador o conquistador no te deja ser un forastero porque llevas tu patria contigo, aunque sea para que te asuste de vez en cuando. Ser Misionero o monje tampoco te lo permite, porque siempre piensas que tienes la razón, de modo que los desubicados, los fuera de lugar son los demás, y terminas por convencerlos.

Largarse no necesariamente hace un forastero, pero es la manera más fácil de volverse uno. Puede ser la más divertida y menos dolorosa, también la más tonta y baladí. Muchos que querrán presumir de forasteros (los hay) se largarán a hacer un periplo que les llene la boca cuando les toque hablar sin tener siquiera los huesos para serlo.

Pero largarse no es fácil, especialmente la primera vez (Lo más difícil no es aguantarse las ganas de saber qué sucedió después de la partida, como pensará algún novato). Hay que saber juntar lo que nos vamos a llevar, hay que saber arrebatarle a los demás eso que nos llamará de regreso, hay que saber olvidar por ahí lo que nos haga mirar atras, y saber hacerse el bobo cuando nos hagan el reclamo. Con el tiempo nos volvemos hábiles, y ya vamos por ahí largándonos a toda hora, y la mayoría de la gente ni se dará cuenta. Buen momento para sentarse a descansar, porque nadie se dará cuenta.

Largarse a veces es un arrebato descerebrado, otras veces nos parece que debimos haberlo hecho antes. En otras ocasiones envidiamos a estas "flores de nada" , aunque la mayoría de las veces pensamos que ellas deberían envidiarnos a nosotros:


El principito atravesó el desierto y no encontró más que una flor. Una flor de tres pétalos, una flor de nada...

-Buenos días -dijo el principito.
-Buenos días -dijo la flor
-¿Dónde están los hombres? -preguntó con cortesía el principito. La flor había visto un día pasar una caravana:
-¿Los hombres? Debe de haber seis o siete. Los vi hace años. Pero nunca se sabe dónde encontrarlos. El viento los pasea. No tienen raíces, y eso los fastidia mucho.

Quedarse



Después de que Bruce Nolan respondió automáticamente "SI" a millones de plegarias, una mujer comentaba radiante "Bajé 21 kg de peso solamente comiendo donas". Suerte por ella

Muchos de los que se quedan tienen deseos igualmente improcedentes, pensamos a veces cuando somos nosotros los que nos largamos (Tratan de muchas maneras de demostrar que es posible que el olmo de peras, que no es cuestión sino de apretar una tuerca aquí y esperar una semana acá). Cuando somos de los que se quedan, nos sorprendemos al ver que también somos capaces de las mismas cursilerías y necedades que aprendimos a odiar cuando la moneda solía caer a nuestro favor.

Pero la moneda sigue y gira, y si cae en la segunda cara decidimos quedarnos, mirando a otros largarse, y luego el mundo cambia de talla, de color y de modelo y resultamos siendo unos forasteros sin habernos movido de nuestra casa. ¿Que acaso el mundo no era como de mi medida? ¿No tenía ya conocidos todos estos recovecos? ¿No era acaso por aquí que salía el sol?

Quedándose también se vuelve uno un forastero, pero es la manera detestable de hacerlo, la manera que nos hace detestar serlo. Luego la moneda caerá de nuestro lado y será otro el que pierda (quizá alguien que tenga deseos improcedentes).

Transportar

Ay! ya se va
Sobre los rieles con su vaivén
Llevándose mi alegría
a tierras lejanas
Maldito tren

(Tren Lento, no recuerdo el autor)


Como muchas otras cosas en la vida, esto del desembarco también es una moneda de tres caras. Y es que, aparte de los que se largan y los que se quedan, están los que transportan, que sin conocer ni a unos ni a otros resultan ser el júbilo de los unos y el desconsuelo de los otros.


La tercera cara de la moneda, el transportador, no es necesariamente un vehículo (eso descartaría su presencia cuando uno se larga solo, caminando). También puede ser ese "algo indefinido" que nos impulsa a irnos, el deseo por la aventura, el gusto por vagabundear, la quimera que perseguimos, las ganas de mandar todo al infierno, la rabia que nos carcome las entrañas, el deseo de venganza que remueve esa hidra que llevamos dentro.

Al que se larga le da lo mismo qué cosa es la que lo rescata, pero para quien se queda, la presencia de un vehículo facilita las cosas: No solo puede transferir su odio a un objeto inanimado (que no va a molestarse por ello), sino que será más fácil componer una canción o un poema que hable del asunto.

Pongamos por ejemplo el valsecito que me sirve de epígrafe. Si en lugar de "maldito tren", dijera "maldita rabia que carcome tus entrañas y te hace desear largarte sin mirar atrás" se estropearía un poco la métrica del poema, y pondría en un aprieto al compositor de la melodía

Muchas veces nos hemos largado. Otras más nos quedamos mirando cómo se largan de nosotros como si tal cosa. La moneda gira y no sabemos qué saldrá la próxima vez, aunque lo más probable es que, como dice Calamaro, caiga del lado de la soledad. No importa si el otro se larga o se queda, siempre nos pide que nos pongamos en su lugar y nunca somos capaces de hacerlo bien.

Ahora, pongámonos en el lugar de la tercera cara, del transportador. Seamos un momento como buses o barcos que vamos por ahí, recogiendo a desconocidos que luego dejamos en cualquier lugar y no volvemos a saber nada de ellos. Podemos llevarlos muy dentro por largos recorridos, largos periodos de tiempo, dentro de nosotros duermen, sueñan, se enfadan, se sienten felices. Parte de sus vidas las viven con nosotros. Luego el viaje termina, se bajan y dan la espalda mientras toman aire y agradecen alejarse de lo maluco que hubo dentro de nosotros.

Entonces me pregunto: Los que se bajan de nosotros, ¿Se largan o se quedan? da lo mismo. Somos una excepción muy rara: La moneda nunca cae de canto, el juego nunca está de nuestro lado. Se queden o se larguen, siempre habrá alguien que nos estará diciendo : "Maldito tren"

El desembarco


Bajarse del Bus, del avión, taxi, chiva, jeep, barco o cualquier vehículo que nos transporte es una de las mejores cosas de viajar. No se trata solamente de la oportunidad de estirar las piernas sin el desconsuelo de tener que volver a subirse, ni que sea la oportunidad de alejarse de los demás pasajeros de una vez, agradeciendo al azar por esa buena broma que se le ocurrió (Quizá nos puso al lado el pasajero que ronca y babea, o el que quiere hablar cuando quieres leer, el que invade tu espacio al dormirse, el que olvidó bañarse los últimos cuatro días o el que entre su equipaje de mano llevan uno o dos niños que parecen contratados para llorar a 50 dólares la hora).

desembarcar es reconfortante y gratificador, darle la espalda a ese vehículo es el último de los actos para desconectarnos de todo lo que dejamos atrás. Se larga el bus, desaparece el último vínculo a nuestro pasado inmediato (que a partir de ese momento tratará de ser remoto, al menos por unos días), precisamente el vínculo que nos trajo, el último que vieron los que dejamos

No todo desembarco es igual. A veces se respira como si estuviéramos estrenando los pulmones, y otras veces nos alejamos pensando que ese transporte fue un maldito obstáculo más que no nos dejó llegar antes. A veces estamos entre los que querían quedarse, y nos bajamos con la sonrisa arrastrando los pies. En todo caso, el verdadero viaje, lo que sea que esté por llegar (bueno o malo) comienza con ese desembarco

lunes, 19 de febrero de 2007

OCURROS



Este será el espacio para reseñar algunas cosas que pasan. Estos hechos no alcanzan la magnitud de grandes acontecimientos (que acontecen), tampoco son importantes sucesos (que suceden). Son OCURROS, porque simplemente ocurren, sin esperar siquiera las disculpas por su poca relevancia.